martes, 28 de abril de 2009

El intruso


Libre al fin me sentí a la mañana. Me deslicé por los peldaños que me llevaban hacia la planta baja en busca de mi habitual y temprana taza de café. La mesa dispuesta a ser servida por mi desayuno y yo a punto del sueño y de la vigilia, ya vestido elegante para emplear mi búsqueda frenética de otro trabajo, nos la mesa y yo unimos como habituamos todas las mañanas para compartir las primeras hojas del periódico y los silencios habituales de la mañana.

La casa tenia como entrada un living, no muy grande, un pequeño pasillo en el extremo derecho del cuarto en el cual su final era la cocina y en el medio del pasillo del lado izquierdo una puerta muy pocas veces abierta ya que era innecesaria porque daba solamente a las partes del subsuelo de la escalera. Al fondo del living y compartiendo su comienzo con el pasillo una escalera, la cual tenia seis escalones de forma lineal hasta su descanso y luego linealmente también otros seis escalones hechos de la mas gruesa madera en cual era percibido hasta el paso de las hormigas, escalera que destinaría su fin a bajar o a subir según la necesidad y la ubicación que uno tenga dentro de la casa. Una habitación en la cual guardaba mis cosas, unas guitarras,mi biblioteca y varios discos desde jazz rock y blues, hasta tangos, sones y milongas. Situada la puerta del cuarto apenas unos centímetros luego del ultimo peldaño. Otro continuado pasillo que terminaba en el dormitorio y antes de esta puerta y previamente de la entrada a su izquierda se hubicaba la entrada hiacia el baño.

Ya mas despierto y atento a los sonidos de mañana me dispongo a ubicarme frente a la radio para enterarme por otra fuente cuales serian las novedades del día que comenzaba. Me acerco a encender la radio y detrás de la pared que dividía el pasillo con la cocina, asoma la cabeza una persona indescriptible, irreconocible, captada por la conocida pero insuficiente ¨visión periférica¨ solo podía saber que era una persona, pero no recordar su rostro ni su expresión. Precipitadamente y casi asustada de que halla descubierto su presencia, se precipita rápidamente a subir las escaleras con pasos firmes pero rápidos. Rápidamente preso del temor y de la intriga me sentí obligado a seguirlo, ¨la casa es mía¨ grite y rápidamente corrí a identificar al intruso. Aguardaba el sujeto al final de la escalera, luego de los doce escalones que nos separaban, una pequeña vista de su cuerpo fue captada por mis ojos, personaje alto, un tanto flaco y vestido de negro, con traje y unos brillosos zapatos. Nuevamente temeroso de ser descubierto corre hacia el dormitorio y yo detrás de el subiendo los escalones trato de evitar su huida pero rápidamente entra al dormitorio y cierra la puerta. Corriendo hacia la puerta abro violentamente y cierro para evitar su posible escapatoria. Busco en todos los ángulos ocultos la presencia de esta persona, pero nadie aparte de mi estubo en esa habitación, las sabanas de la cama desordenadas como yo las había dejado, ningún rastro de choque ni de destrucción, ningún extravío de mis elementos, todo estaba de la misma forma en que yo lo había dejado.

Comencé a sospechar de mi sueño, comencé a sospechar de alguna anormalidad mía psicológicamente, pero jamas había tenido esas visiones de modo que descarte pronto que sea producto de mi imaginación y convencido de que el sueño todavía seguía siendo mi dueño, despreocupado me aproximo a abrir la puerta del dormitorio para de nuevo ir a la cocina y detrás de la puerta nada era lo mismo.

Estaba en otra casa, en otro paisaje, otro lugar que no era mi casa. Sorprendido veo un gran pasillo y al final una escalera espiralada, no llegaba a ser caracol, esta era mas abierta y mas cómoda que las otras en formas de espiral. Antes de la escalera una puerta que no me detuve a abrir por miedo a encontrar a alguien y que descubra mi intromisión en su propiedad. Rápido y tratando de evitar el ruido que naturalmente hacen los zapatos en las escaleras, bajo hasta encontrar un amplio living y una puerta abierta en la cual se divisaba claramente que era la cocina y una calma natural de la mañana, con el sol entrando por las ventabas habitaba la casa, solamente eso y nadie mas. Tranquilo y seguro, ya no con temor, sino con intriga de mi nuevo lugar, voy hacia la cocina y una persona de traje, similar a la que en mi casa había estado, estaba leyendo un diario. Nuevamente el temor de ser descubierto vino a mi, y en ese momento este sujeto se levanta en dirección hacia una radio que tenia detrás de el. Me ve, lo veo, me asusto y corro de nuevo a la escalera, subo todos los peldaños y espero a ver si me seguía o no. Y sí allí estaba el, al comienzo de la escalera tratando de verme y rápidamente me vi atraido hacia el cuarto por el que había entrado a este hogar y abrí la puerta y todo nuevamente volvia a ser distinto.